Hacer que las cosas pasen
Esta entrada sólo tiene un objetivo: dar la enhorabuena a todos lo valientes que un día decidieron dejar su casa y marcharse por ahí a hacer realidad sus sueños, a todos aquellos que hartos de ver como las cosas pasaban a su alrededor decidieron hacerlas pasar, darles el empujoncito para hacerlas como ellos querían.
Este post va dedicado especialmente a algunos compañeros de facultad, de clase y de cafetería (bueno y de comedor y tupper), que han decidido tomar las riendas de su vida. En primer lugar mi más profunda admiración hacia Helena que se marchará en unos días a Grecia a poner su granito de arena para que el mundo sea un poco más justo, espero que la suerte te acompañe y que nos veamos pronto, aqui o alli, para contarnos miles de cosas.
Después quiero hacer un huequito aqui para Pepe, compañero de trabajos, de clases infumables, de apuntes compartidos... Espero que me hagas un huequito en tu piso de París para ir a verte unos días, también para ti la mejor de las suertes. Tú sí que llegarás lejos, en el periodismo o en cualquier otra cosa que te propongas en la vida.
Y eso, mientras algunos se marchan a vivir la vida por Europa, yo me quedo aqui, en África, pero al menos vivo mi sueño, porque ahora soy más periodista de lo que lo había sido nunca.
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